De ninguna manera me lo perdería. El último fín de semana de curso de hilado, me descubrí repitiendo un poco en plan abuela reiterante, que por fín dejo de sentirme como un patito feo. Y es verdad.
Desde la última vez que escribí en el blog, he visto tantos cambios y tantos avances que me emociona mi incapacidad de enumerarlos todos. Grupos por doquier produciendo en ecológico con apoyo social real detrás. Mi entorno abriendo las puertas de nuevo a expresar pensamientos y discrepancias con órdenes que ya no se traga nadie. Vecinos ejerciendo de bloque para defender sus vecindarios y nuevos formas de política que le alegran a uno el alma aún hablando de temáticas gélidas y en alza.
Pero a pesar de todo esto, la duda sobrevuela por encima de nuestras cabezas. Los hachazos del otro lado intentando detener lo que ya no se ha de parar... me llevan a ratos a sensaciones de tanto miedo que diría rozan el pánico. Aún así, no hay manera de que me desanime. Ni los ataques a los derechos y libertades que disfrutábamos gracias a las luchas de generaciones anteriores, consiguen convencerme de que esto no es más que el dragón moribundo dando coletazos aterrorizantes, pero moribundos, al fin y al cabo.
VAMOS A ANDAR... y entre los sueños y las nuevas ilusiones... ya no lo para nadie.
Un saludo de tierra ya aire.
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